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Aprende a elegir las mejores zapatillas de running para triatlón

23 minutos

¿Cuáles son las mejores zapatillas de running para triatlón? Si me hubieran dado un euro cada vez que he respondido a esa pregunta, ahora sería millonario, posiblemente al nivel de Jeff Bezos o Elon Musk.

Elegir las mejores zapatillas de running para triatlón (o, simplemente para correr), puede ser algo muy fácil y muy difícil a la vez y, aunque te pueda parecer extraño, es un proceso que tiene casi más de arte que de ciencia. Es decir, hay un conjunto de pasos que puedes aplicar de manera objetiva y cuasi algorítmica para ir avanzando en el proceso de selección, pero, al final, lo que realmente cuenta y casi lo único que importa es lo cómodo y a gusto que te sientes tú con ellas. Todo lo demás, queda supeditado a esa sensación tuya tan subjetiva.

A la hora de elegir las zapatillas de running para triatlón, valora primero tu comodidad y, después, ya mirarás todo lo demás

Olvídate de buscar el santo grial de las zapatillas, porque ni existe ni puede existir. Es imposible que una única zapatilla sea la mejor para todos los posibles usuarios y usos. Poco tienen que ver el segmento de carrera a pie de alguien que va a por un sub 8 horas en un triatlón de larga distancia con circuito llano con un kilómetro vertical con lluvia y terreno pedregoso de alguien que va simplemente a probar de qué van ese tipo de competiciones. Las zapatillas recomendadas para esos dos usos se parecen como un huevo a una castaña, como se suele decir.

Tampoco te obsesiones con la búsqueda de tu zapatilla ideal, porque, aun en el caso de que consiguieras dar con ella, sería algo únicamente temporal: los modelos cambian cada poco tiempo y seguro que al tuyo le acaban modificando algo que hace que tu relación con él ya no sea tan idílica como antes. Es más, ¿acaso no cambias las superficies y entornos por los que corres, varías los ritmos y distancias, cambian las condiciones climatológicas con las que tienes que lidiar, etc.?

No existe el santo grial de las zapatillas, ni la zapatilla perfecta, ni la mejor zapatilla del mundo. Lo que debes buscar es la zapatilla que mejor cumple con tus requisitos, la que mejor se amolda a tus necesidades.

Sinceramente, ¿todavía sigues pensando que tiene sentido buscar una zapatilla de running para triatlón que te sirva como the one and only, como tu compañera ideal para todas esas situaciones tan diferentes?

Como estoy seguro de que ya no piensas así, de que has abierto tu mente y de que eres plenamente consciente de que tu objetivo a la hora de buscar unas zapatillas de running para triatlón debe ser mucho más amplio, pasemos a la parte práctica y pongámonos a repasar aquellos aspectos y cuestiones que considero básicos en todo este proceso de búsqueda de las compañeras ideales de tus pies para cuando quieres salir a correr.

Aspectos clave para elegir unas buenas zapatillas de running para triatlón

La oferta de zapatillas de running que hay en la actualidad es inmensa y esto provocará que muchas veces te sientas perdido y no sepas cuál elegir. Como te he dicho en la introducción, no existe un algoritmo que, en función de un conjunto de variables de entrada, te permita seleccionar con total rigor y con el 100 % de seguridad el modelo que mejor se amolda a tus necesidades.

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No obstante, no te preocupes, porque, al haber tantas posibilidades, siempre encontrarás alguna que se amolde a la perfección a tu perfil de uso. De hecho, lo más probable es que no haya solo una sino que, si abres un poquito tu mente y eres pragmático, posiblemente acabes dando con un amplio conjunto de zapatillas que cumplen más o menos con tus necesidades y que, a todos los efectos, te sirven casi por igual. Si me haces caso, verás que, en el fondo, no es tan complicado.

No pienses en «zapatillas de triatlón», sino en «zapatillas para triatlón». Aunque te parezca una chorrada matizar la preposición, verás que hay mucha diferencia. No existe como tal la categoría de «zapatillas de triatlón», no tiene sentido. Simplemente hay zapatillas que, en función de sus características, son más o menos aptas para triatlón.

Debes tener muy claro para qué las vas a usar y cuántos pares de zapatillas vas a tener, porque eso condiciona mucho la búsqueda. No es lo mismo tener un único par para entrenar y competir en corta y larga distancia que tener tres o cuatro pares, dos para entrenar y otros dos para competir en función de la distancia de la prueba. Mi recomendación es que tengas, como mínimo, dos pares de zapatillas, unas para entrenar y otras para competir, y que, a ser posible, intentes introducir un segundo par de entrenamiento para tener unas rodadoras y otras algo más cañeras (unas voladoras o mixtas en terminología runnera).

Conviene que tengas, al menos, dos pares de zapatillas de running para triatlón y, preferiblemente, tres.

Respecto a la pregunta de moda de: «¿Con placa o sin placa?», pues ni sí, ni no, ni todo lo contrario: depende, porque no todas las placas son iguales, ni rinden igual, ni se adaptan por igual a todas las formas de correr… Y aun teniendo claro que optas por unas zapatillas con placa, todavía tendrías que elegir cuáles. Y, aviso, ahí hay conviene hilar muy fino para conseguir dar con las que te pueden ir bien, porque hay algunas que son muy exigentes y que, aunque teóricamente puedan suponer una clara ganancia en eficiencia y eficacia, si el que las calza no está preparado adecuadamente, puede incluso salir perdiendo respecto a lo que conseguiría con unas zapatillas sin placa.

Por cierto, aunque todo lo que trataremos de aquí en adelante es aplicable a cualquier tipo de zapatillas de running para triatlón, intentaré centrarme un poco más en aquello que más deberías tener en cuenta para comprar unas zapatillas de competición.

Dicho esto, entramos por fin en faena y a continuación te enumero el conjunto de puntos que considero imprescindible valorar. Es más, si alguna zapatilla no cumpliera con los requisitos que establezco para alguno de estos puntos, posiblemente la descartaría ipso facto:

  • Comodidad: Has de sentirte cómo con ellas calzadas, pero no valores solo la comodidad pensando en cómo te sientes ahí parado en la tienda o en casa, sino en cómo crees que te sentirías con ellas tras más de media hora corriendo con cuarenta grados a la sombra, sin calcetines y después de habértelas calzado a toda velocidad, en apenas un par de segundos.
  • Talla: Desde tu dedo más largo (sea el gordo o el segundo, según la forma de tu pie) hasta la puntera debe caber el ancho de un dedo de la mano, lo que viene a ser entre medio y un centímetro. Ni se te ocurra hacer la globerada esa de echar el pie para adelante y meter el dedo para ver cuánto hueco queda en el talón, eso lo hacían nuestras abuelas y no sirve de nada para las zapatillas de correr.

Pruébalas sin calcetines y con ellos (con los que uses habitualmente, porque eso puede hacer que tu necesidad varíe incluso media talla) y, si andas entre dos tallas, elige la superior. Por cierto, da igual que la talla sea diferente a la que uses en otros modelos, porque no tienes una talla de zapatilla, tienes una talla de pie y eso se traduce en cada marca en un número que no tiene por qué coincidir en todas. Ante la duda, mejor fijarte en la talla en centímetros y en la talla USA, olvida la talla UK, la talla EUR y otras que puedas ver como la japonesa, la china o la coreana.

En España es raro que encuentres anchos especiales, pero ten cuidado, si ves algo que indique «wide» en la caja o en la etiqueta, porque eso implica que la zapatilla es unos milímetros más ancha.

  • Siempre modelos de hombre o mujer: Los modelos de niños son mucho más baratos, sin duda, pero no tienen nada que ver con los modelos de adultos así que, aunque te valgan por talla, no les hagas ni caso. En cuanto al sexo, salvo en casos especiales de pies muy pequeños en hombres o pies muy grandes en mujeres, cada uno que busque entre las zapatillas de su sexo. Y, no, no lo digo porque sea sexista, sino porque se supone que el ingeniero de turno se ha currado el diseño de la zapatilla para adaptarla a las particularidades propias de cada uno de los sexos.
  • Estabilidad: No me refiero a estabilidad pensando en control de la pronación, sino a que la zapatilla sea mínimamente estable para que no le exija aún más a tus sufridas piernas, lo cual podría acabar generándote sobrecargas. Aunque seas neutro, piensa que, con el paso de los kilómetros, tu técnica va deteriorándose por la fatiga, con lo que ese plus de estabilidad te vendrá bien.
  • Dinámica: Que sean dinámicas, que permitan hacer aceleraciones y paradas, giros bruscos… No es fácil combinarlo con el punto anterior sobre la estabilidad, porque suelen ser características contrapuestas, pero, ni muy estables y toscas como una tanqueta, ni tan ágiles y nerviosas como una lagartija.
  • Agarre de la suela: Es imprescindible que agarren como si les fuera la vida en ello. Y no solo en seco y en asfalto, sino también en mojado y, sobre todo, en loseta, porque en la mayoría de triatlones te meterán por ese tipo de superficie. Si no te sientes seguro con ellas corriendo sobre loseta mojada, descártalas, no te lo pienses ni un segundo.
  • Sujeción: El pie ha de quedar adecuadamente sujeto en la zona del empeine y en el collar y, si llevas eso bien, te puedes permitir holgura en el antepié, algo que agradecerás mucho.
  • Sistema de atado: Para corta distancia, elásticos, siempre; para larga distancia, posiblemente también, pero no descartes valorar otras opciones como la de unos cordones con tancas. Ojo al elástico, porque no vale cualquiera: ha de ejercer la tensión adecuada para que se parezca lo máximo posible a una cordonera clásica, pero también ha de ceder lo suficiente como para que te las puedas calzar en la segunda transición.
  • Interior apto para ir a pie desnudo, sin calcetines: Ha de ser suave y transpirable para minimizar el riesgo de rozaduras y las más que probables ampollas.
  • Que se calcen fácil y rápido: Consecuencia directa de los apartados anteriores. No te fijes solo en poder meter y sacar el pie rápido, sino también en que no se arrastre la plantilla cuando metes el pie (eso lo puedes solucionar pegándola con cinta de doble cara), que la lengüeta no se quede hecha un gurruño (eso se soluciona si está unida por los laterales con el resto del upper), etc.
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Aparte de estos aspectos básicos, otros puntos que conviene tener en cuenta, aunque sea en un segundo plano, son:

  • Peso: Cuanto más ligeras, mejor, pero dentro de unos límites más o menos razonables. No lo considero crítico, porque diez o veinte gramos arriba o abajo no son determinantes. Hay zapatillas ligerísimas que son más lentas que el caballo del malo y al revés, hay zapatillas que pueden pesar un poquito más que otras y, sin embargo, tener mucho más rebote y respuesta.
  • Drop (diferencia de altura entre talón y antepié) y alturas: No te obsesiones con estas medidas que están tan de moda, porque las que se suelen dar son en estático, con la zapatilla quitada, y puede haber mucha diferencia de esas a las que salen realmente en dinámico. De hecho, aun teniendo un mismo drop, dos zapatillas pueden transmitir sensaciones totalmente diferentes dependiendo de la altura a la que se esté, el diseño de la mediasuela, la flexibilidad, etc.
  • Durabilidad (de la suela y del upper): Cuanto más duren, mejor, está claro, pero, si hablamos de zapatillas de competición, no olvides que lo normal es que primen el rendimiento y eso suele implicar una menor durabilidad.
  • Peso del corredor: No me gusta clasificar las zapatillas en función de esta característica, porque poco tienen que ver un corredor de 70 kg que mide un metro sesenta y corre como un orco y otro que también pesa 70 kg, mide uno noventa y corre como un elfo. Para mí, es algo irrelevante o, como mucho, meramente anecdótico.

Podríamos seguir hablando durante siglos y añadir otros mil atributos, pero creo que, con lo que hemos visto hasta aquí, ya tienes más que suficiente para elegir unas buenas zapatillas de running para triatlón, así que no te doy más la brasa.

No obstante, a modo de conclusión final, sí me gustaría dejarte mi opinión, puramente personal, de lo que yo elegiría de una forma más o menos general en función de la distancia del triatlón:

  • Para corta distancia: Me la jugaría sin mucho temor y elegiría las zapatillas más radicales que pudiera pilotar. Unas voladoras, ligeras, bajitas, planitas, flexibles en antepié, pero con alguna placa rígida que me generase cierto efecto catapulta, una suela que se agarrara como si fuera una lapa. Aunque no fueran lo más cómodo del mundo en el interior, lo pasaría por alto y asumiría el riesgo de rozaduras.
  • Para media y larga distancia: Confort ante todo y, teniendo eso en mente, buscaría zapatillas bajitas, planitas, relativamente ligeras, estables y con un agarre de la suela excelente. ¿Amortiguación? Depende de cada uno, pero yo intentaría que no tuviera amortiguación con mucho recorrido, porque suele implicar inestabilidades. En caso de que se quiera optar por placas rígidas, que no sean de las excesivamente exigentes, porque no se va a correr a ritmos muy altos sino medios o incluso lentos. Es importante que te sientas a gusto con ellas andando, porque seguramente camines bastante en el segmento de a pie.

Especialista en análisis de material deportivo

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