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Los mejores consejos para elegir un buen ciclocomputador

12 minutos

El ciclocomputador es una pieza prácticamente imprescindible del material deportivo de los que montamos en bicicleta y, de hecho, raro es que veamos un velocípedo sin uno de ellos anclado al manillar. Es un dispositivo que nos muestra información tan sencilla como la velocidad o la distancia recorrida, pero que también puede ser tan complejo como para guiarnos mediante mapas interactivos y señales auditivas, conectarse con nuestro teléfono móvil, etc.

La denominación ciclocomputador es relativamente moderna, antes los conocíamos como cuentakilómetros, ya que únicamente indicaban la velocidad a la que íbamos, el tiempo de marcha y la distancia total y parcial. Inicialmente, necesitaban de un cable que iba desde la unidad del manillar hasta el imán que se colocaba en la horquilla de la bicicleta y controlaba cuándo se cruzaba con otro imán ubicado en uno de los radios de la rueda. Con el tiempo, se les añadió un segundo imán en las bielas para medir la cadencia de pedaleo y pasaron al wireless, pero ha sido en este milenio en el que ha comenzado su verdadera revolución, que los ha llevado a convertirse prácticamente en ordenadores en miniatura.

Los ciclocomputadores actuales pueden llegar a tener pantallas táctiles enormes a todo color con una nitidez que lo mismo no tiene la televisión de tu salón, se posicionan recurriendo a varias constelaciones de satélites, su capacidad de conectividad está al nivel de la de los teléfonos móviles, ofrecen prácticamente cualquier dato o métrica que te puedas imaginar, te ofrecen mapas interactivos sobre los que te indican la ruta prefijada y la que has recorrido…

Así que, mi primera recomendación antes de entrar en faena es que mantengas la cabeza fría y pienses bien en qué es lo que necesitas, porque es posible que no te haga falta tanta parafernalia. Y, al ritmo al que evolucionan estos cachivaches, se quedan anticuados rápidamente, así que no me parece descabellada la opción de invertir solo en lo que vas a usar y cambiarlo cada cierto tiempo para tener una versión más moderna, actualizada y con nuevas y mejores funcionalidades.

¿Ciclocomputador avanzado o teléfono móvil?

Lo mismo te sorprende que le dedique tiempo a esta pregunta, pero se la he escuchado a más de uno y la verdad es que tiene cierta lógica, ya que los teléfonos móviles tienen capacidad para conocer su ubicación y existen aplicaciones que ofrecen prácticamente toda la información que he mencionado antes.

La polivalencia de un teléfono móvil es tentadora a la hora de hacer este apaño y, de hecho, con él tendremos muchas cosas que el ciclocomputador no nos va a ofrecer como, por ejemplo, la posibilidad de navegar por internet, hacer llamadas, escribir correos electrónicos…

Pero, lo siento, no son dispositivos equivalentes, porque el ciclocomputador es mucho más específico y especializado, así que hace mejor su trabajo. Optimiza el uso de la batería prescindiendo de todo aquello que no sea necesario para su propósito, se centra en las funciones deportivas y ofrece cosas que no vas a encontrar en ninguna aplicación, resiste mejor los golpes, las vibraciones, la humedad y el polvo…

Así que yo lo tengo claro: en el manillar, un ciclocomputador y, el teléfono móvil, al bolsillo del maillot o a la bolsita en la que lo lleves habitualmente. Puedes sacarlo cuando lo necesites para hacer o recibir una llamada, hacer una foto o mandar un mensaje.

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¿Qué debes tener en cuenta para elegir un buen ciclocomputador?

Una vez que ha quedado claro que la opción idónea es el ciclocomputador (doy por sentado que te he convencido), te indico una serie de puntos que considero claves a la hora de elegirlo:

  • Posicionamiento: La mayoría de los dispositivos fabricados los últimos cinco años cumplen de sobra, así que ya no lo considero un aspecto crítico. Aunque todos funcionan con GPS, conviene que sean capaces de utilizar algún sistema adicional como GLONASS, Galileo o BeiDou, pero que lo hagan de manera automática, sin que tengas que tocar nada, porque, si no, es probable que lo dejes peor configurado.
  • Mapas: Pueden ser estáticos, como si fueran un papel sobre el que se dibuja la ruta, o dinámicos, es decir, consultables. También hay opciones intermedias que se descargan una parte de los mapas cuando están conectados y luego los tratan offline. Si necesitas mapas, me inclino por la opción híbrida y, si necesitas consultar algo que no se haya descargado al ciclocomputador, tiras de teléfono.
  • Batería: Lo básico es que sea recargable. Fíjate bien en que sea duradera, preferiblemente con carga rápida. Lo imprescindible es que aguante del tirón las salidas más largas que tengas pensado hacer.
  • Tamaño de la pantalla: Si no vas a usar mapas, una pequeña y sin color para que dure más la batería, y, si no, medianilla y con una resolución decente. No hace falta que sea enorme, porque luego es un engorro, y tampoco necesitas una nitidez de cine o una pantalla AMOLED, porque, con las vibraciones, no vas a aprovecharla y se meriendan la batería que da gusto. Tampoco te obsesiones con reducir mucho el tamaño porque una batería decentilla requiere cierto espacio.
  • Conectividad: Con Bluetooth vas a poder conectarlo con la banda del pulsómetro y con el teléfono, así como con otros dispositivos como cámaras, luces, etc. Si utilizas medidor de potencia, posiblemente necesites que tenga también ANT+. Si se puede conectar con ambos sistemas a la vez, genial. No veo necesario que permita insertarle una tarjeta SIM porque, para eso tiras de teléfono, como ya te he dicho en puntos anteriores.
  • Resistencia: Imprescindible que sea resistente al agua, porque se va a mojar casi seguro, incluso si no sales cuando llueve. Conviene que también tenga una buena resistencia al polvo y, sobre todo, a los golpes, porque va a recibir un buen montón a lo largo de su vida.
  • Funcionalidades de entrenamiento: Algunos valoran mucho tener en sus dispositivos electrónicos los entrenamientos que han preestablecido para ir controlando si cumplen con ellos. A mí no me parece necesario, es algo que seguramente ya tengas cubierto con tu pulsómetro y por lo que no pagaría más. De hecho, mientras que en temas de posicionamiento y mapas algunos lo bordan, en temas de entrenamiento suelen delegar bastante en los pulsómetros, porque se actualizan y evolucionan mucho más rápido. No obstante, si para ti es crítico, asegúrate de que el ciclocomputador lo tenga.

A modo de resumen, mi recomendación sería: un  ciclocomputador de gama media que tenga lo de un cuentakilómetros de toda la vida (velocidad, distancia, cadencia… obtenido mediante GPS), con conectividad Bluetooth (ANT+ si lo necesita tu medidor de potencia) y, opcionalmente, capacidad para gestionar rutas y mapas precargados.

En el caso de que no vayas a utilizar la función de las rutas y los mapas, uno de gama media-baja con posicionamiento GPS y una simple pantalla en blanco y negro me parece más que suficiente y dedicaría el dinero ahorrado a otros menesteres, sean material deportivo, nutrición o, por qué no, entrenamiento, prueba de esfuerzo, etc.

Especialista en análisis de material deportivo

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